viernes, 24 de agosto de 2007

PROYECTO CHILE REGIONAL 2020

PROYECTO CHILE REGIONAL 2020
Chile Regional es una metáfora que propone una visión de largo plazo del país y de sus regiones. En lo medular, propone la articulación entre el desarrollo de las regiones de Chile – su convergencia - y el desarrollo a nivel país. Esto, significa una visión sistémica del desarrollo territorial en la conjunción del nivel país y del nivel región.

Esta iniciativa “Proyecto Chile Regional 2020”, surge a partir de la presentación que en la conferencia inaugural del II Encuentro Nacional de Estudios Regionales (Valdivia, Septiembre 2004), realizara el Presidente del Proyecto País del Colegio de Ingenieros de Chile, Sr. Gastón L’ Huillier, que a su vez dio lugar a conversaciones entre los directivos de la Agrupación de Universidades Regionales, AUR
[1], la Red Sinergia Regional[2], el Proyecto Universidad Construye País[3], y el propio Colegio de Ingenieros[4], instituciones que han decidido asociarse para llevar adelante el citado “Proyecto País Regional”, a través de un Protocolo de Acuerdo, se incorpora en esta alianza al Programa [5]Servicio País de la Fundación para la Superación de la Pobreza de Chile.

El propósito fundamental de esta iniciativa es ofrecer a las actuales y futuras generaciones de chilenos un proyecto de desarrollo de largo plazo (año 2020), pensado y construido participativamente en las regiones, capaz de legitimarse como referente entre los principales actores del desarrollo regional y nacional.

En el proceso de construcción del “Proyecto País Regional 2020” participarán personalidades de las regiones destacadas por su visión amplia y compromiso regional, de diversos sectores (público, privado, social, académico, capítulos regionales del Colegio de Ingenieros) así como un grupo seleccionado de los jóvenes profesionales del Programa Servicio País.

En la actualidad, de manera creciente el análisis de procesos de desarrollo es visualizado en términos territoriales y regionales. En ello convergen una serie de desarrollos teóricos y metodológicos. El elemento que quizás aglutina a todos estos esfuerzos, desde el desarrollo endógeno, desarrollo económico local, geografía económica y espacial, radica en el paso de la comprensión del territorio desde un “contenedor” al territorio como “contenido” (Boisier, 2001), así como la redefinición que implica la dialéctica global/local: el aumento de flujos y movilidades (Castell, 2000) genera un resurgimiento de las identidades locales, de manera que las “megatendencias descentralizadoras” (Boisier, 1996) ponen en el centro del protagonismo al “territorio organizado” (Boisier, op.cit). Se plantea que “la modificación del contexto tecnológico, productivo, sociolaboral e institucional provoca importantes cambios en la lógica espacial de las empresas y eso se traduce en la relocalización de numerosas actividades, la densificación de las redes de flujos y la aparición de nuevas formas de desigualdad,…” (Méndez, R. 1997: xiii). Desde la geografía humana así mismo, se concibe que la introducción de innovaciones técnicas constituye uno de los pilares para la comprensión de la “división y jerarquización del espacio”
[6]. De este modo se concibe que los principales efectos de la innovación sobre el espacio son: la transformación de las relaciones espacio/tiempo y división espacial del trabajo (Sánchez, J-E: 1991; Méndez, R. 1997); densificación de las redes de flujos tangibles e intangibles (Méndez, op.cit.), y necesidad de introducción de innovaciones en los territorios; nuevas funciones del espacio, movilidad espacial, localización y relocalización, producción del espacio y articulación /jerarquización del territorio (Sánchez, J-E, op.cit).

Estamos en presencia entonces de un amplio campo de debates respecto del devenir de los sistemas territoriales. Existen aquí dos campos de debate. En primer lugar, el debate no resuelto respecto de los beneficios y dificultades para las regiones del proceso de la globalización. De un lado, lo “glocal” (Franco, 2002) es analizado como un proceso de “doble filo” que genera “regiones ganadoras” y “regiones perdedoras” (Bervejillo, 1996) o “espacios ganadores y emergentes” (Caravaca, 1998). Desde otra perspectiva, se indica que este mismo proceso genera amenazas en términos de marginalidad, pobreza y dependencia, o una “asimetría” en términos de “aumento de la desigualdad internacional” (Costa Filho, 1997). Este mismo problema, ha sido analizado como “desterritorialización-deslocalización y/o la reterritorialización-relocalización” (Wong, 1999). En este sentido, se propone distinguir entre “Globalización” y “Cambio Estructural” (Alburquerque, 1999). Estas diferencias de enfoque, pueden ser comprendidas como la observación de variaciones que adopta el nuevo proceso de “especialización flexible” como una de las alternativas al modelo fordista (Vásquez-Barquero, 1995). Los distintos territorios así, sufren impactos diferenciales (Caravaca, op.cit.). En este sentido entonces, es la variabilidad de experiencias territoriales (la heterogeneidad de la acumulación de capital, como dice Alburquerque) las que hacen comprender una u otra posición (tienen como base el problema del desarrollo de los países “post-industriales”, del “desarrollo tardío de la Europa del sur” y de “América Latina”). En segundo lugar, el problema radica en la comprensión de la Evolución del Paradigma Tecnológico y de las distintas Trayectorias Tecnológicas que emergen en este proceso. En este sentido, se plantea que si bien existen especificidades, las tecnologías tienden a seguir trayectorias similares “en cuanto al ritmo y dirección del cambio en las mejoras” (Pérez, Carlota, 2001:119).

Desde el enfoque de Desarrollo Endógeno y Desarrollo Económico Local, se propone que “La reestructuración productiva y territorial,…, puede concebirse como un proceso de ajuste de la economía espacial e industrial, que surge en la fase depresiva del ciclo largo de la economía, como consecuencia de la reacción de las empresas ante la necesidad de mejorar la rentabilidad de las inversiones” (Vásquez-Barquero) En este proceso, la experiencia ha indicado que la emergencia y consolidación de “sistemas productivos locales” (1995), así como de la “política económica local” (1993) requiere la adaptación de los enfoques teóricos predominantes sobre el rol del espacio en la transformación productiva.

Vásquez-Barquero propone lo que denomina la “Teoría de la Dinámica Territorial”, que permite la incorporación en el análisis a la “localidad y sus relaciones con el sistema global de producción y de intercambio de mercancías…[y] permite incorporar en el análisis la diversidad de formas flexibles de acumulación y concretar aquellas que son dominantes y/o especificas de cada economía y de cada territorio” (op.cit., 16-17). Alburquerque, en la misma línea, propone que en el momento actual de la evolución del Paradigma Tecnológico, los desafíos fundamentales radican en el nivel micro (paradigma tecnoeconómico y estructura productiva) y meso (modo de regulación) (Alburquerque, 1997). En este proceso, la innovación tecnológica resulta fundamental, y en específico, requiere una redefinición de la Política Tecnológica Local. Para Vásquez-Barquero, la sola promoción/atracción de empresas es insuficiente (enfoque funcional). Frente a ello, sí se requiere “introducir innovaciones en el tejido productivo y de ser eficientes en términos de gasto público, la cuestión estriba en diseñar políticas de creación de nuevas empresas y de difusión de innovación tecnológica y tan solo, atraer empresas de alta tecnología para proyectos específicos” (Vásquez-Barquero, 1993: 259). Respecto a esto mismo, Alburquerque propone que los “empresarios innovadores” pueden “intentar producir ellos mismos las tecnologías específicas que necesiten, es decir, crear sus propias trayectorias tecnológicas con vistas a endogeneizar el progreso técnico, para lo cual también pueden aprovechar su mayor conocimiento del medio local” (op.cit., 66. subrayado nuestro).


[1] AGRUPACIÓN DE UNIVERSIDADES REGIONALES, AUR: Agrupación de las 20 Universidades Regionales integrantes del Consejo de Rectores, AUR, presidida por el Rector de la Universidad del Bío-Bío, Sr. Hilario Hernández
[2] RED SINERGIA REGIONAL, dirigida a la creación y fortalecimiento en todas las regiones de Centros de Estudios Regionales y a la formación de nuevos líderes del desarrollo local y regional, coordinada por su Director Ejecutivo, Prof. Heinrich von Baer
[3] UNIVERSIDAD CONSTRUYE PAIS, proyecto dirigido a generar responsabilidad social en las universidades y nuevas generaciones de profesionales, presidido por la Rectora de la Universidad Católica de Temuco, Sra. Mónica Jiménez, y coordinado por el Sr. José Manuel de Ferari
[4] COLEGIO DE INGENIEROS DE CHILE, A.G., presidido por el Sr. Máximo Honorato, organización gremial que ha venido impulsando una iniciativa de gran trascendencia, denominada “Proyecto País”, a la cual el presente Proyecto “País Regional”, está llamado a aportar una visión regional, con enfoque sistémico territorial. El “Proyecto País” del Colegio de Ingenieros es presidido por el Ingeniero Gástón L´Huillier, quien ha comprometido su participación y asesoría metodológica para la construcción del “Proyecto País Regional”. Para fecha próxima se espera la ratificación y firma del arriba citado Protocolo de Acuerdo de Cooperación por parte de las autoridades del Colegio.
[5] SERVICIO PAIS, programa de la Fundación para Superación de la Pobreza de Chile. Director Nacional el Sr. Gonzalo Valdivieso
[6] “La división espacial es complementaria de la división social y de la división técnica del trabajo…El espacio pues no recibe una configuración social uniforme, sino que muy por el contrario, es la base de la jerarquización social dentro de la formación social.”. Sánchez, J.E. (1991) Espacio, economía y sociedad. Ed siglo xxi. Madrid. pág. 124.

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