Conociendo un poco los atractivos turísticos y con belleza paisajistica de Israel no podía irme sin conocer el mar muerto, límite natural entre Israel y el Libano. Es impresionante como el agua es tan salada y de tal densidad que aunque uno quiero sumergirse es practicamente imposible. Es realmente una experiencia que vale la pena vivir. No les recomiento tomar agua, ya que el nivel de sal te deja un sabor amargo impresionante.
El Mar Muerto (Hebreo ים המלח Yam Ha'Melaj, Árabe البحر الميت Al Bahr al Mayyit) es un lago salado situado a 416,5 m bajo el nivel del mar entre Israel, Cisjordania y Jordania. Es de hecho el lugar más bajo de la Tierra, ocupando la parte más profunda de una depresión tectónica atravesada por el río Jordán y que también incluye el Lago de Tiberíades. También recibe el nombre de Lago de Asfaltites, por los depósitos de asfalto que se encuentran en sus orillas, conocidos y explotados desde la Edad Antigua. Tiene unos 76 km de largo y un ancho máximo de unos 16 km; su superficie es aproximadamente de 625 km². Recibe agua del río Jordán, de otras fuentes menores y de la escasa precipitación que se produce sobre el lago, y el nivel del mar es el resultado del balance entre estos aportes y la evaporación.
Es aproximadamente diez veces más salado que los océanos; la salinidad en el resto de los mares es de 35 gramos por litro. En el Mar Muerto es de 350 a 370 gramos por litro, por lo que no hay ningún ser vivo, salvo algunos microbios, que pueden vivir en él. Es rico en potasas, bromuro, yeso, sal y otros productos químicos que se extraen en gran cantidad y de manera muy económica. Las compañías israelíes y jordanas instaladas en la parte sur del Mar Muerto, a ambos lados de la frontera, aprovechan dichos minerales para el desarrollo de una importante actividad económica. Para llevar a cabo el proceso de extracción de minerales, es necesario evaporar artificialmente agua del Mar Muerto, proceso que contribuye al descenso de sus aguas, un hecho completamente evidente para todo aquel que visita la zona. Ambos países también utilizan las aguas del Río Jordán, principal tributario del Mar Muerto (es el único tributario en la práctica) para irrigar grandes extensiones de tierra agrícola.
La superficie era de 1.025 kilómetros cuadrados en 1945. Hoy apenas alcanza 625, y en algo más de 100 años tendrá la mitad de su actual extensión, según cifras oficiales. En ciertos puntos, la costa se halla hoy a 600 metros de donde se encontraba 20 años atrás[cita requerida].
La costa se ha alejado tanto, que a los turistas se les dificulta llegar al mar. Se crean áreas secas que se convierten muchas veces en zonas de barro imposibles de cruzar. También sucede que el agua que corre en dirección al Mar desde las montañas, debido al descenso del nivel del mar, cava más profundo y hace peligrar la infraestructura, con desmoronamientos. Se forman huecos de 8 a 10 metros de profundidad y otro tanto de diámetro que aparecen en terrenos antiguamente inundados por las aguas, y provocan desmoronamientos de construcciones, obligando a adoptar medidas como la protección de la carretera 90, que conduce a Jerusalén .
Es aproximadamente diez veces más salado que los océanos; la salinidad en el resto de los mares es de 35 gramos por litro. En el Mar Muerto es de 350 a 370 gramos por litro, por lo que no hay ningún ser vivo, salvo algunos microbios, que pueden vivir en él. Es rico en potasas, bromuro, yeso, sal y otros productos químicos que se extraen en gran cantidad y de manera muy económica. Las compañías israelíes y jordanas instaladas en la parte sur del Mar Muerto, a ambos lados de la frontera, aprovechan dichos minerales para el desarrollo de una importante actividad económica. Para llevar a cabo el proceso de extracción de minerales, es necesario evaporar artificialmente agua del Mar Muerto, proceso que contribuye al descenso de sus aguas, un hecho completamente evidente para todo aquel que visita la zona. Ambos países también utilizan las aguas del Río Jordán, principal tributario del Mar Muerto (es el único tributario en la práctica) para irrigar grandes extensiones de tierra agrícola.
La superficie era de 1.025 kilómetros cuadrados en 1945. Hoy apenas alcanza 625, y en algo más de 100 años tendrá la mitad de su actual extensión, según cifras oficiales. En ciertos puntos, la costa se halla hoy a 600 metros de donde se encontraba 20 años atrás[cita requerida].
La costa se ha alejado tanto, que a los turistas se les dificulta llegar al mar. Se crean áreas secas que se convierten muchas veces en zonas de barro imposibles de cruzar. También sucede que el agua que corre en dirección al Mar desde las montañas, debido al descenso del nivel del mar, cava más profundo y hace peligrar la infraestructura, con desmoronamientos. Se forman huecos de 8 a 10 metros de profundidad y otro tanto de diámetro que aparecen en terrenos antiguamente inundados por las aguas, y provocan desmoronamientos de construcciones, obligando a adoptar medidas como la protección de la carretera 90, que conduce a Jerusalén .
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